Cosas de viejos...

Al viejo Fermín nunca le preocupó la muerte, no le tenia miedo, ni siquiera un poquito, lo que de veras le preocupaba era el como la palmaria, eso si que le traía por la calle de la amargura, últimamente se atragantaba fácilmente y tosía a consecuencia de ello, incluso, el adhesivo de su dentadura postiza, al tragar saliva le hacia toser un buen rato y con demasiada frecuencia, le picaba mucho la garganta, por eso era raro que se pusiera la dentadura,  apenas lo hacia cuando salia a la calle, y en cuanto regresaba a su casa, se la quitaba enseguida,  siempre le había horrorizado la posibilidad de morir asfixiado, ahogado, sin poder respirar,  y ahora que le quedaban  unos pocos telediarios de las 15 horas que religiosamente veía diariamente, estaba obsesionado con la idea de morir sin poder respirar, eso si,  tenia la esperanza por sus antecedentes de cardiopata,  que la palmaria de un infarto, no es que le hiciera gracia porque ya lo había sufrido y eso dolía bastante, pero con suerte duraría poco el mal trago, o a lo mejor tenia la  gran fortuna de quedarse dormido y no despertar mas, un ictus repentino, eso seria genial, decía alegremente...

Quien le iba a decir que llegaría un dia que pensar en su próxima muerte, le haria sentirse aliviado, ya había vivido suficiente, pensaba, estaba cansado de muchas cosas, en realidad de todas, decía Fermín que todo era falso,  casi todo el mundo le había traicionado, con las cosas que le estaba tocando vivir últimamente no me extraña nada que quisiera salir pitando de este cochino mundo, pero claro, los hijos, los nietos, contradecían sus pensamientos, los pobres se quedarían aquí sin el y tendrían que soportar toda esta corrupción que nos rodea por doquier sin los consejos que el les podia ofrecer por su experiencia, que no es un tema solo de los políticos, ojalá, es que la nuestra, es una sociedad corrupta, - me decía- le daban escalofríos pensar que sus nietos deberían  construir sus vidas entre tanta podredumbre,  e inevitablemente le llegaban los recuerdos de su vida que había filtrado cuidadosamente para no pensar en toda la corrupción que le tocó vivir de joven, pero indefectiblemente se le escapaba la mente por su cuenta que seguía siendo tan libre como siempre, y recordaba, incluso sin darse cuenta de ello,  le venían recuerdos de la "mili" en el ejército de Franco, de vez en cuando, soltaba una carcajada, entre divertido y asustado al darse cuenta que la corrupción siempre había estado presente en los que le rodearon durante su vida, tanto, que  la gente llana, lo consideraba normal y ni lo tenían en cuenta , que eso de que "cualquier tiempo pasado fue mejor" simplemente era una falacia.

Mientras  el joven Fermín cumplía el servicio militar en aviación, la llamada "mili",  recordaba que  había semanas, que dependiendo del "capitán de cocina" que tocara,  la bazofia que daban para comer no había quien se la tragara, los soldados se alegraban cuando alguien corría la voz de que la próxima semana le tocaba la cocina al comandante Osorio, entonces se comería opiparamente, nada de tener que apartar los gusanos blancos que crecían en el pan rancio y viejo con el que hacían la sopa, al cocerse, después,  flotaban en el plato de la "sopa de ajo con huevos" del desayuno... ¿Con huevos?...jajaja no se veía ni la clara, hasta que llegaba el Comandante Osorio, entonces si se veían los huevos en abundancia, todo lo que tenia de pequeño de estatura -siempre se  sospechó que era un enano- lo tenia de grande con su demostrada honradez, mas bien era un gigante de ella, el resto de la oficialidad le odiaba, los dejaba en evidencia, y todos los soldados se preguntaban que si se comía tan opiparamente con el ¿Que pasaba con la bazofia de los demás capitanes de cocina? No hace falta ser muy listo, ni que yo os lo diga, pero lo robaban todo descaradamente.

Todos lo sabían, era del dominio publico, jefes y oficiales, nadie movía un dedo, hoy por ti, mañana por mi,  les tocaba una semana de cocina a cada uno, debía de ser para que se redondearan el sueldo, como con los sobres del PP en estos tiempos, supongo, era terrible, unas semanas mas que otras, porque algunos no robaban tanto,  no había mas remedio que ir al comedor sencillamente  por hambre,  siempre tenias que apartar los gusanos que flotaban, y para adentro antes de que se enfriara y fuera totalmente incomestible.

Solo algunos privilegiados recibían paquetes de comida del pueblo que guardaban celosamente en la taquilla, chorizos, quesos, tocino, cecina y demás manjares de la matanza del cerdo que les enviaban sus familias del pueblo, los de ciudad lo tenían mas chungo,  los camporuzos no compartían ni una puñetera miga de pan con nadie, incluso a veces se les ponía rancia la comida en la taquilla y la tenían que tirar, claro que en la basura permanecía poco tiempo, y no eran los perros los responsables de que desapareciera la comida de la basura, las huellas eran de un bicho con dos patas...jajaja

-Oye Genín - me dijo un dia sin venir a cuento- ¿que piensas tu de la autoeutanasia?
-Como que "auto", será  eutanasia, ayudar a alguien a palmarla que quiere dejar de vivir ¿No?
-Si, pero no, digo auto pensando en hacérselo uno mismo...
-Pero coño, eso es suicidio, cachondo, déjate de leches...
-No exactamente, es eutanasia,  que se la hace uno mismo sin que intervenga nadie mas...
-jajajaja eso es suicidio, coño
-que no joder, que no es suicidarse, es que cuando uno esté para el arrastre, que no controla esfínteres y se va por las patas abajo, se mea, le duele todo sin remedio, la cabeza ya no le funciona bien,  ya no le quiere nadie, es un estorbo, todos le han dado la espalda, no se entiende con la gente, se burlan de su vejez,  pues decide que ya no le interesa seguir viviendo, entonces se aplica la autoeutanasia, ¿Entiendes?
-Si, te entiendo, para ti la perra gorda, vale, para que estés contento,  autoeutanasia al canto...jajaja
-Yo lo tengo diseñado ya como lo voy a hacer...
-¡Coño! ¿A si? Eso es interesante, desembucha que a lo mejor algún día me sirve, nunca se sabe...jajaja
- Verás, lo he pensado muy bien, uno no se puede fiar de las pastillas porque si te pillan a tiempo, te hacen un lavado de estómago y te ponen otra vez en ruta, y menuda vergüenza luego con la familia y los pocos amigos que me quedan, bueno, si es que me queda alguno, así que lo mejor es enchufar una manguera en el tubo de escape del coche, se mete por debajo del maletero al interior, se cierran las ventanillas del coche completamente, se enciende el motor, y ale, gases para adentro, previamente te has puesto una cubitera con hielo y un par de botellas de champagne francés, brut, que es el que me gusta,  te tomas un puñadito de pastillas tranquilizantes, con el gas y las pastis te quedas dormidito tan ricamente y todo se acabó.
Oye, Jo, que tarde se ha hecho,  bueno Genín,  te dejo, que empieza "cuéntame"...
- Vale, que te siente bien la autoeutanasia y que te den, a lo mejor  no es mala idea, lo tendré en cuenta, nunca se sabe, hasta luego Fermín, que te diviertas con el "cuentame". Pensativo me fui a cenar y ver una peli, pensando en lo loco que estaba mi amigo, con lo bonito que es vivir...