Yo, la abeja...

Acabo de leer esta maravilla en el blog de Fire, reproduzco aquí esta parte que me dio tanto que pensar, mas abajo verán porqué:

"Las abejas, después de construir las colmenas las abandonan y dejan toda la miel que fabricaron. Levantan vuelo hacia su próxima morada sin mirar para atrás.
En la vida de las abejas encontramos una gran lección. En general el hombre construye para sí, piensa en el valor de la propiedad, ambiciona conseguir más bienes, sufre y pelea ante la inminencia de perder aquello por lo que “luchó” por conseguir.
Prisionero en un plano denso, pierde oportunidades de experiencias superiores. Pero lo cierto es que “Donde esté nuestro corazón, allí estarán nuestros tesoros...”
La lección de las abejas está en su espíritu de donación. En un acto poco común de desapego, abandonan lo que les llevó una vida construir. Simplemente lo sueltan sin preocuparse por el destino que tendrá. Dejan lo mejor que tienen, sea para quien fuere, y parten a construir una nueva colmena que volverán a llenar de miel.
El ejercicio consiste en tener siempre presente que nada ni nadie nos pertenece, que no vinimos al mundo para poseer cosas o personas.
El destino de las abejas es construir, trabajar y crear… pero nunca poseer.
Maravillosa lección."

Mientras lo leía me estremecí, de repente me di cuenta de que era lo que venia haciendo toda mi vida, me sentí muy identificado con las abejas, me sentí una de ellas ¿Cuantas casas había construido a lo largo de mi existencia y las había abandonado para construir otra en otra parte sin sentir ni importarme absolutamente nada la casa, pero mucho los amigos que dejaba atrás? ¿Poseer personas? Jamás entendí que poseía a nadie, nunca lo quise, al contrario, últimamente he luchado para que me poseyeran, por recibir cariño simplemente, por lo visto a las abejas y a mi no nos entiende todo el mundo.

Pensé, que de esta casa, mi querido ranchito, no me iría nunca, pero pudiera ser que no fuera así, podría ser que por primera vez y en contra de mi voluntad me obligaran a hacerlo, a marcharme, pero en esta ocasión, por primera vez, voy a luchar por quedarme, porque ya no creo que tuviera fuerzas ni tampoco quisiera construir en otra parte, ya no, y además... ¡No me da la gana irme! me tendrían que sacar con los pies por delante...
¡Lucharé!
¡Estoy luchando ya!