
Me gustó tanto esta entrada que leí en el blog "Yo... Divagando" de mi querida Marialita que tengo que compartirla con ustedes, ella me ha dado permiso, claro:
Este post nace de una pregunta en Formspring que ni siquiera he respondido todavía, en cuanto la vi vino la idea y vine corriendo a escribir esto antes de que la procrastinación me ganara la batalla.
La pregunta es de un panita que anoche estaba impactado viendo que todas las féminas parecíamos estar en celo durante la presentación de Chayanne en Viña del Mar, por todo lo que estuvimos escribiendo sobre él en Twitter.
Yo escribí sólo dos tweets, uno hablaba de lo bueno que está Chayanne a pesar de sus años como si tuviera pacto con el diablo para no envejecer jamás, y otro sobre lo indecentemente hermoso que le quedaba el pantaloncito marrón; no escribí más porque estaba más pendiente de la pantalla de TV que de la PC, pero cada vez que me acercaba, ¡veía a aquel mujerero desatado a punto de planear un viaje relámpago a Chile para llevar a cabo la violación masiva del tipo! Pero no es que decían que les gustaba y ya, es que describían de manera muy específica todo lo que le querrían hacer (y que seguramente, jamás le han hecho a sus esposos/novios, pero ése no es el tema)... Yo no las culpo, porque como dije antes, ¡está muy bueno, ésa es la verdad!
Pero no puedo evitar preguntarme qué pasaría si se presenta Shakira o Jennifer López y todos los hombres se dedican a twittear sobre ella en los mismos términos malsanos y lascivos que nosotras nos sentimos en libertad de usar para referirnos a Chayanne o a cualquiera que nos provoque.
Bueno, yo creo que muy probablemente lo que pasaría es que esos hombres recibirían una masiva cantidad de unfollows de parte de esas mismas mujeres que estaban alborotadas anoche. Éstas probablemente no querrían seguir tratando con esos patanes, que ven a la mujer como un objeto sexual, que no respetan, que se expresan como unos enfermos y bla bla bla...
Si queremos otro ejemplo de esta doble moral, nos podemos fijar en la discreción que se le pide al hombre sobre sus conquistas y su vida sexual, aquello de que "los caballeros no tienen memoria", aquello de que hagan lo que hagan no deben contarlo, y si se les ocurre decir que hicieron X cosa con X mujer, pues ya el tipo es un patán que anda jactándose de ser muy macho y que barre el piso con la reputación de las mujeres y bla bla bla...
Pero, gente, seamos sinceros, ¡yo jamás he escuchado una conversación sobre sexo en términos más crudos que las que se dan en una reunión de mujeres! Entre mujeres es algo así como una regla no escrita, que al levantarse de la cama en la que deja al tipo dormido, tiene que ir corriendo a reportarles la experiencia a las amigas con todo detalle (no digan que no, todas sabemos que es así, y si no lo hemos hecho, hemos escuchado los cuentos, ¡TODAS!); y si la audiencia no considera que el reporte es suficientemente específico tiene derecho a preguntar y la interrogada está en la obligación de responder: cómo, cuándo, dónde, de qué tamaño, en qué posición, cuántas veces, ¡TODO! En una reunión de mujeres, sobre todo si hay alcohol, está permitido convertir a un hombre en el dios de un nuevo culto o en objeto de burla eterna y, reitero, se habla en los términos más crudos.
Yo que ando con hombres que me hablan como si fuera un macho más y que también me echan sus cuentos, puedo asegurar que ni el carajo más ordinario que conozco me ha dicho JAMÁS una vaina tan soez como las que me han dicho algunas mujeres.
Siempre he querido preguntarle a alguna amiga "Vieja, ¿qué pasaría si te enteras de que Fulanito le ha contado a sus amigos lo que tú me estás contando a mí?", no lo hago porque sé que eso sería cortarle la cabeza a la confianza que esta persona pueda tener en mí y que después no me va a contar ni eso ni ninguna otra cosa... Pero igual lo pienso...
Entonces, ¿a dónde quiero llegar con esto? A lo que siempre digo de la igualdad entre ambos sexos: ¡es una utopía, no existe y procurarla es un error! Me explico: es lógico que queramos igualdad de derechos y de oportunidades, pero no es lógico que queramos ser iguales porque NO lo somos, la naturaleza en su sabiduría nos hizo distintos. Pero, como siempre ha habido féminas que no entienden la bendición que significa ser lo que somos, se han empeñado en tratar de igualarse a los hombres, en ser igual de promiscuas, igual de groseras, igual de rudas, ¡se han puesto como meta ser y hacer todo lo que llevan siglos criticándoles a los hombres!
Ah pero claro, eso es en lo que les conviene, porque a veces no les conviene que lo que es bueno pa'l pavo sea bueno pa' la pava. ¿Por ejemplo? Los comentarios que se pueden hacer. Según esta clase de féminas, los hombres no deben hacer comentarios que se refieran al sexo ni siquiera veladamente, y el que lo hace le está faltando el respeto a la mujer. Pero nosotras sí podemos decir lo que nos dé la gana, porque somos mujeres liberadas y cómodas con nuestra propia sexualidad...
¿Qué vaina es ésa? ¿Eso no es sexismo y discriminación igualito?
Yo, como siempre, opino que ¡ni tan calvo ni con dos pelucas! Pana, yo creo que todos tenemos derecho a expresarnos libremente, pero con respeto por los demás y, sobre todo, con respeto por nuestra propia persona. Creo que podemos decir lo que estamos pensando, pero entendiendo que esa otra persona involucrada en el cuento no nos ha pedido que revelemos información suya, y entendiendo que hay cosas que en realidad no necesitamos compartir y los demás no necesitan saber.
Y antes de que me lo digan, sí, es verdad que todos tenemos personas a la que le contamos cualquier vaina sin pelos en la lengua. Ajá, eso es cierto. Pero no es lo mismo contarle en privado a esa única persona que sabes que se va a quedar calladita, que montar un show delante de media docena de aves de rapiña ansiosas por conocer detalles que probablemente divulgarán más adelante.
No sé, people, cada uno es libre de pensar y decir y hacer lo que quiera, pero yo creo que antes de ponernos a juzgar lo respetuosos o irrespetuosos que son los demás, debemos aplicarnos el juicio a nosotros mismos y entender que ése es el veredicto que importa.